A las 9:00 de la mañana participé en la primera misa celebrada por el padre Librado Panzo, párroco de dicha parroquia. Al fin de la misa, tres niños recibieron el sacramento del bautismo.
En su homilía, el padre Librado nos habló de la vocación a la vida religiosa y sacerdotal, invitando a los papas a animar a sus hijos para que se involucren al servicio del señor. También les pidió rezar por las vocaciones a la vida religiosa, sacerdotal y por todos los sacerdotes o consagrados al Señor.
Luego, fuimos a la capilla de Nuestra Señora de la Soledad dónde hubo celebración del sacramento de matrimonio de dos parejas y bautismo de una niña de una de las dos parejas.
Al finalizar la Misa, tuve la oportunidad de presentar primeramente nuestra congregación de las Oblatas de la Asunción, nuestro carisma y espiritualidad, nuestras obras apostólicas, países en los que se hace presente nuestra congregación en el mundo.
De la misma manera presenté la congregación de nuestros hermanos Agustinos de la Asunción con los que fuimos fundados por el Venerable padre Manuel d’Alzon y con quien colaboramos en nuestras obras.
Como resultado de esta salida misionera, tres jóvenes entraron en contacto conmigo pidiéndome que las acompañara y rezara por ellas para que el Espíritu de Dios les ayude en su discernimiento y les oriente donde Dios las quiere para servirle.
Con ellas, compartimos un buen momento de alegría y platicamos durante la comida que ellas me ofrecieron al final de la segunda misa. A las 5 de la tarde me puse en camino de regreso a mi comunidad, contenta del apostolado realizado.
Fue por mí una buena experiencia de pastoral vocacional y un buen encuentro con las jóvenes.
Le doy gracias a Dios que me permitió hacer esta experiencia y al padre Librado quién me recibió con mucha alegría y me ofreció este espacio para realizar este apostolado. Rezo para que Dios dispone los corazones de jóvenes para el servicio del Reino de Dios en la vida consagrada. ¡Que venga tu Reino Senor!
Hna. Felicitas KAMBIA, O.A.
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