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¿ Donde está Peregrina?

Peregrina se localiza en la región central del estado de Veracruz, México (Puedes encontrar el poblado en estas coordenadas: 19.108839°, -96.795109°), a unos 30 km al este de la ciudad de Huatusco. Administrativamente, pertenece al municipio de Huatusco de Chicuellar, dentro de la jurisdicción eclesiástica de la Diócesis de Córdoba y, más precisamente, al Decanato de Chavaxtla, que agrupa a varias parroquias rurales de la zona.

 

Geográficamente, el pueblo se sitúa en un entorno topográfico accidentado, caracterizado por su construcción entre barrancas y laderas, lo que confiere un paisaje escarpado y de pendientes pronunciadas. Se ubica a 800 m sobre el nivel del mar en las faldas del volcán Citlaltépetl, mejor conocido como Pico de Orizaba, el punto más elevado de México con 5,636 metros de altitud. Es muy caluroso y con lluvias en verano.

 

¿Por qué Peregrina?

Peregrina es un pueblo muy especial. Ahí hay un Cristo sangrante, reliquias primarias de José Sánchez del Río (Joselito), una niña que habla con Dios y una gran fe que se expresa por doquier. Los misioneros que llegan a Peregrina no solo encuentran un pueblo con fe, sino también una comunidad cálida y hospitalaria.

 

Es tradición que los visitantes sean "bien recibidos… y mejor alimentados", pues la generosidad de sus habitantes es proverbial. La vida en el pueblo comienza antes del amanecer: a las 4:00 de la mañana ya se percibe el dulce aroma de la caña de azúcar procesada en los trapiches locales, mientras los trabajadores inician su jornada acompañados de música tradicional.

 

El beisbol es otra de sus pasiones. El equipo local, los Cañeros de Peregrina, ha obtenido múltiples campeonatos regionales, consolidándose como un símbolo de identidad y orgullo para el pueblo. Este deporte, más que una distracción, es un elemento de cohesión social que reúne a familias y vecinos en torno a un mismo fervor.

 

A los misioneros nos tocó escuchar testimonios impactantes de conversión, algunos de ellos,

gracias a los retiros del padre diocesano Saúl Martínez (ya fallecido) y al padre comboniano

Gerardo Fusco Mengliola (también fallecido), del cual incluso hay un documental en el

periódico virtual regional llamado ‘Entre Barrancas’:

 

¿Quiénes viven en Peregrina?

Peregrina es un pueblo pequeño pero vibrante, conformado por 43 familias que suman aproximadamente 185 habitantes. Aunque su población ha fluctuado con los años debido a la migración, su esencia permanece intacta, sostenida por quienes resisten el éxodo rural y mantienen vivas sus tradiciones.

 

Dinámica poblacional y migración


Como muchas comunidades rurales en México, Peregrina ha experimentado un flujo migratorio constante. Muchos hombres han partido a Estados Unidos en busca de oportunidades laborales, mientras que otros se han establecido en Huatusco o pueblos aledaños, ya sea por trabajo o al formar familias fuera de la localidad. Este fenómeno ha generado una estructura demográfica en la que predominan mujeres, niños y ancianos, aunque algunos migrantes regresan periódicamente, manteniendo así los lazos con su tierra natal.

 

Raíces familiares

La identidad de Peregrina está marcada por familias de arraigo histórico, sobre todo italianos y cubanos, que se delatan en sus apellidos. Entre los más comunes destacan: Marini, Rivera, Sampieri, Debernardi, Demeneghi, Mata, Cano y Camarillo. Estos linajes reflejan la herencia multicultural del pueblo, con influencias europeas y mestizas, típicas de la región central de Veracruz.

 

Oficios y sustento económico

La economía local se basa en actividades tradicionales y pequeños negocios familiares. Entre los oficios más comunes se encuentran: Cañeros y cafetaleros (cultivo de caña de azúcar y café, principales productos agrícolas). Limoneros (cultivo de cítricos para uso local). Músicos (preservando el folclor regional en festividades). Costureras y cocineras (sosteniendo la economía doméstica). Comerciantes (pequeñas tiendas de abarrotes y trapiches). Estilistas (salón de belleza que atienden a la comunidad). Un comandante (encargado de la seguridad y organización local).

 

Infancia y vida familiar

Los niños de Peregrina crecen en un entorno más protegido que en las ciudades, debido en parte al limitado acceso a internet, lo que retrasa su exposición a influencias digitales masivas. Las familias suelen ser unidas y afectuosas, lo que contribuye a un desarrollo infantil con mayor seguridad emocional. Sin embargo, como en toda comunidad, existen casos de niños que enfrentan carencias afectivas, especialmente aquellos que crecen sin uno o ambos padres debido a la migración o separaciones familiares.

 

A pesar de los desafíos, Peregrina sigue siendo un lugar donde la solidaridad, el trabajo duro y la fe moldean el carácter de sus habitantes. Es un pueblo que, aunque pequeño en número, es grande en espíritu, conservando su identidad frente a los cambios de la modernidad.

 

¿Cuales son los problemas del pueblo a tener en consideración?

Aunque Peregrina es un pueblo marcado por la fe, la solidaridad y el trabajo comunitario, enfrenta desafíos que requieren atención para preservar su armonía. Entre los problemas más relevantes se destacan:

 

1. Brujería y prácticas ocultas

Uno de los fenómenos más preocupantes es la influencia de prácticas esotéricas y cultos alternativos en una familia específica del pueblo. Es una pena ver a niños de 6 a 11 años influenciados por personas mayores que adoran a la santa muerte y al diablo. Esta situación no solo genera división en la comunidad, sino que también afecta el desarrollo psicológico y espiritual de los niños involucrados, quienes crecen en un ambiente contrario a los valores cristianos y tradicionales del pueblo.

 

2. Consumo de drogas

Aunque el narcotráfico no es un problema generalizado, una familia en particular ha sido vinculada a actividades delictivas, incluyendo robos, allanamientos y acoso. Los jóvenes de este núcleo familiar representan un peligro latente para la seguridad del pueblo, ya que su comportamiento violento y adicciones han escalado en los últimos años. La falta de oportunidades laborales y la influencia de redes criminales externas agravan el problema.

 

3. Conflictos vecinales y desintegración familiar

También existen tensiones cotidianas que minan la convivencia:

- Rencillas entre vecinos por linderos, herencias o chismes malintencionados.

- Familias disfuncionales donde la falta de comunicación y el abandono emocional generan resentimientos.

- Migración masculina, que ha dejado a muchas mujeres y niños en situaciones de vulnerabilidad económica y afectiva.

 

4. Pérdida de valores cristianos

El avance de la tecnología, aunque aún limitado, comienza a influir en los jóvenes, reduciendo sus intereses en las tradiciones locales. A esto se suma el debilitamiento de la autoridad familiar en algunos hogares, donde los padres ya no ejercen el mismo control sobre sus hijos.

 

Peregrina no es inmune a los males que aquejan a muchas comunidades rurales: la brujería y las drogas son síntomas de problemas más profundos, como la descomposición social y la falta de oportunidades. Sin embargo, su fuerte identidad religiosa y el arraigo comunitario siguen siendo barreras naturales contra estos flagelos. El pueblo sigue siendo, en esencia, un lugar de fe y trabajo, pero requiere acciones concretas para proteger a sus nuevas generaciones de las amenazas que lo acechan. La intervención de líderes locales, la Iglesia y programas sociales podría ayudar a atender estos conflictos antes de que escalen.

 

¿Cuál es la principal problemática al interior de las familias?

Peregrina, como muchas comunidades rurales de México, enfrenta una crisis silenciosa en su estructura familiar, donde dos factores críticos han erosionado la convivencia: el abandono económico y emocional por la migración y la cultura del chisme como sustituto del diálogo.

 

1. La migración y el desarraigo paterno

El fenómeno más grave es la ausencia de padres que emigran a Estados Unidos en busca de trabajo, dejando atrás esposas e hijos. Este abandono, aunque motivado por la necesidad económica, genera consecuencias profundas:

* Hijos criados en hogares disfuncionales, donde la madre asume roles duales (proveedora y cuidadora) bajo estrés constante.

* Falta de figuras masculinas de referencia, lo que en algunos casos deriva en jóvenes vulnerables a adicciones o conductas antisociales.

* Distanciamiento emocional, pues muchos padres de familia, aunque envían remesas, pierden contacto real con sus familias, dejando vacíos afectivos irreparables. Este problema no solo desintegra núcleos familiares, sino que debilita la comunidad. Los lazos de confianza se rompen cuando las familias ya no funcionan como pilares sociales.

 

2. El chisme como sustituto del diálogo

Otro mal arraigado es la incapacidad para resolver conflictos mediante conversaciones honestas. Antes, los desacuerdos se solucionaban "con palabras", en pláticas frente a frente, mediadas por el respeto, pero hoy los chismes y calumnias se propagan fácilmente, envenenando relaciones vecinales. La gente prefiere callar antes que confrontar, lo que permite que malentendidos se conviertan en rencores duraderos. Falsos testimonios destruyen reputaciones, especialmente en un pueblo pequeño donde todos se conocen. La falta de comunicación abierta ha creado un ambiente de desconfianza latente, donde muchos optan por el aislamiento antes que el conflicto, fracturando la unidad que antes caracterizaba a Peregrina.

 

¿Qué se puede hacer?

Peregrina aún conserva su espíritu comunitario, pero requiere intervenciones concretas y bien coordinadas para sanar sus heridas sociales y espirituales. Como misioneros asuncionistas, tenemos la oportunidad de ser instrumentos de reconciliación y esperanza, trabajando en cuatro ejes clave:

 

  1. Evangelización y Formación de jóvenes

-Crear grupos juveniles activos que sirvan como motores de fe y cambio. Los jóvenes, al ser los más abiertos al dinamismo, pueden convertirse en evangelizadores naturales dentro de sus familias.

-Retiros y encuentros formativos centrados en identidad en Cristo, autoestima y vocación, para contrarrestar influencias negativas (ocultismo, adicciones).

-Catequesis con enfoque familiar, donde padres e hijos reflexionen juntos sobre el perdón, la comunicación y el amor cristiano.

 

2. Talleres de comunicación y sanación familiar

-Espacios seguros para dialogar: Talleres prácticos donde las familias aprendan a:

o Expresar necesidades sin herir.

o Escuchar con empatía.

o Resolver conflictos con mediación cristiana (basada en Mt 18:15-17).

-Grupos de apoyo para mujeres abandonadas, donde compartan experiencias y reciban herramientas psicológicas y espirituales para criar a sus hijos en entornos sanos.

-Círculos de hombres: Para migrantes retornados o padres ausentes, enfocados en paternidad responsable, manejo del estrés y reintegración familiar.

 

3. Desarrollo económico local

Impulsar cooperativas o microempresas (ej.: productos derivados de la caña, café artesanal, turismo religioso) que reduzcan la necesidad de migrar.

Capacitación en oficios (agricultura sostenible, carpintería, costura) con apoyo de instituciones gubernamentales o eclesiales (como Cáritas).

Fondos comunitarios rotativos: Préstamos sin intereses para emprender negocios familiares, administrados por líderes locales de confianza.

 

4. Mediación comunitaria y acompañamiento sacerdotal

Equipos de paz parroquiales: Formados por laicos y sacerdotes para mediar en conflictos vecinales antes de que escalen a chismes o violencia.

Visitas domiciliarias sistemáticas: Los misioneros y líderes locales deben llevar presencia activa a hogares en crisis, escuchando y guiando sin juicios.

Celebraciones que refuercen la unidad: Ej.: fiestas patronales con testimonios de reconciliación, procesiones que involucren a familias en conflicto, o "días del perdón" comunitarios.

 

Peregrina no está perdida. Es un pueblo con una fe inquebrantable y una identidad fuerte, pero necesita herramientas concretas y acompañamiento cercano para superar sus desafíos. Como misioneros, debemos ser:

-Puentes entre las familias divididas.

-Luz que disipe las sombras del ocultismo y la desesperanza.

-Manos trabajadoras que ayuden a construir alternativas económicas.


La estrategia debe ser integral: orar y actuar, en Peregrina y con Peregrina. Si logramos que cada familia encuentre en Cristo el camino, la verdad y la vida (Jn 14:6), el pueblo no solo sobrevivirá, sino que florecerá como un testimonio vivo del amor de Dios. "No nos cansemos de hacer el bien, porque a su tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos" (Gál 6, 9).

 

¿Cuál es el testimonio misionero?

Por lo general en las misiones de Semana Santa, los misioneros y la gente forman estrechos lazos de afecto, pues se trata de una semana intensa de oración, actividades, temas y celebraciones, pero sobre todo, donde se forjan más esos lazos, es en la convivencia personal cuando los misioneros visitan a las familias y se sientan a la mesa con ellos.

 

En Peregrina, los misioneros fuimos acogidos en más de una docena de casas para comer y visitamos a más de 15 familias, lo cual nos dió la oportunidad de llamar a todos los jóvenes y niños del pueblo a las actividades. Pudimos conocer cómo se siente la gente acerca de los problemas que los rodean, cuáles son sus lazos familiares, qué les gusta más del pueblo y qué les gusta menos, además de tocar la guitarra, cantar y bailar con algunos de ellos, para animar el espíritu de la gente. Aquí nuestros testimonios:

 

“...Para mí la misión de semana santa 2025 fue una nueva experiencia, trabajando con personas nuevas y enfrentando nuevos retos. Peregrina es un hermoso lugar donde la gente te recibe muy feliz, dónde los niños se encariñan rápidamente con los misioneros, dónde las familias te brindan los alimentos con mucho amor y cariño y las personas te dan la confianza de platicarte sus problemas y retos que enfrentan. Una comunidad muy unida, que agradece el apoyo que les brindamos, que estuvo dispuesta a trabajar para sacar adelante está semana santa.

 

Me quedo con muchos recuerdos en el corazón, con grandes momentos vividos durante toda la semana, estoy muy agradecida con Dios porque no me dejó rendirme cuando hubo momentos en los que mi mente simplemente quería dejar todo e irse, pero fue mi señor quien me dio las fuerzas

y los ánimos de seguir adelante, de seguir trabajando por el Reino, por el pueblo, por los hermanos. Estoy muy feliz por esta misión, seguiré preparándome para seguir dando lo mejor de mí...”                                            

                                                                                             Yesenia Vidal Zepahua

 

“...Mi experiencia en esta misión de semana santa 2025 en la comunidad de peregrina fue muy bonita, ya que esta fue mi primera misión. Yo fui a esta misión con el objetivo de acercarme más a Dios, pero también dar servicio a otras comunidades y conocer nuevas costumbres. Esta fue una bonita experiencia. En lo personal, me encariñe con todas las personas, los jóvenes y los niños. Todas las personas fueron muy amables y me llevo una gran experiencia y con más ganas de seguir participando en las misiones futuras...”

                                                                                                                     Marisol C.Z.

 




“...Como Misionero pude destacar que durante la Semana Santa, dediqué tiempo a la reflexión y la oración, profundizando en el significado de la Pasión de Cristo y su relevancia para mi vida y mi misión. De igual manera participé en actividades de servicio a la comunidad, como la visita a personas enfermas y necesitadas, recordando el mandato de Jesús de amar y servir a los demás. Como propósito tuve la oportunidad de compartir la fe con otros, hablando sobre el significado de la Semana Santa y la importancia de la resurrección de Jesús en nuestra vida. Esto me conlleva que la Semana Santa fue un período de gran crecimiento espiritual y reflexión para mí como misionero. Me permitió profundizar en mi fe y servir a la comunidad de manera significativa. Fue un tiempo de renovación y compromiso con mi misión de compartir el amor de Dios con los demás...”

                                                                                                                                      Gustavo

 

“...Mi experiencia como misionera en la Comunidad Peregrina fue verdaderamente transformadora. Al compartir vida con personas nobles, humildes y bondadosas, descubrí la belleza de la simplicidad y la autenticidad. La misión me permitió desconectarme de la complejidad de la vida en la ciudad y conectarme con la esencia de la vida, donde Dios estuvo presente en cada detalle. En ese entorno, pude ver a Dios presente en los niños, en la naturaleza y en los animales. La creación se convirtió en un reflejo de su amor y providencia.

 

Cada experiencia que viví en la misión está grabada en mi corazón, y me ha enseñado a valorar la simplicidad, la humildad y la bondad. Esta experiencia me ha cambiado de manera profunda, y me ha permitido crecer en mi fe y en mi relación con Dios. Me ha enseñado a ver el mundo de una manera diferente, a apreciar la belleza en la simplicidad y a encontrar a Dios en cada momento y en cada persona. Llevo en mi corazón cada una de las experiencias que viví en la misión, y estoy agradecida por la oportunidad de haber podido servir y compartir vida con personas tan especiales.

 

Esta misión me ha dejado un legado de amor, compasión y servicio que espero poder seguir cultivando en mi vida diaria...” Abigail Corona Reyes. “... Es la segunda vez que vivo la Semana Santa en Peregrina. Desde el primero momento que estuve ahí, supe que ese era un pueblo muy especial. La sanidad y pureza de los niños, me hizo suponer que Peregrina es un semillero de vocaciones potenciales. Al día de hoy conozco a dos niñas que quieren regalarle su vida a Dios.

 

Tras esta Semana Santa y gracias al misionero Gustavo, se formó un grupo de ‘pastoral juvenil’ al cual estaremos alimentando por whatsapp y del cual estoy seguro que saldrán muchos frutos. Queremos regresar en Junio, Noviembre y Enero a Peregrina, para seguir trabajando hombro con hombro con las familias del lugar y llevar a cabo un proyecto de promoción vocacional a largo plazo. Le pedimos a Dios que nos guíe a nosotros y a todas las personas involucradas en ese proyecto...”                                                                                                                                                                                                                 Hugo



 
 
 

La comunidad asuncionista de Casa Manuel inserta en la Parroquia de Santiago Apóstol de Tlilapan ubicada en el Estado de Veracruz y en la Diócesis de Orizaba participa en la celebración del Jubileo de la Esperanza convocado por el Papa Francisco el año pasado. De hecho, hemos iniciado las celebraciones jubilares por adelantado, pues nuestra Diócesis cumple 25 años de haber sido erigida.

La parroquia en la que trabajamos pertenece al Decanato de Tequila y atiende una parte de las comunidades indígenas de origen náhuatl de la Sierra Zongolica. Las ocho parroquias que componen el Decanato nos hemos puesto de acuerdo bajo la guía de nuestro decano el padre asuncionista Oswaldo García Sánchez para celebrar el jubileo desde nuestra zona indígena.

Propusimos la apertura de una puerta jubilar en la zona indígena para facilitar la peregrinación de nuestros hermanos pertenecientes a los pueblos originarios de la zona montañosa del Estado de Veracruz, se aceptó nuestra propuesta y el 15 de junio se abrió la puerta jubilar en la Parroquia de San Pedro de Tequila, la más antigua del decanato, pues su fundación se remonta a la época colonial en el siglo XVI.

Desde que llegamos a tomar posesión de la parroquia de Santiago Apóstol hemos tratado de insistir en el respeto a la cultura indígena náhuatl de nuestra zona, la promoción de la identidad y lengua indígena, la preservación y práctica de sus tradiciones ancestrales, la evangelización a través de sus usos y costumbres, es decir una evangelización inculturada, así que aprovechamos esta oportunidad para darle un rostro indígena a la celebración del jubileo.

Todas las misas se celebraron con los signos indígenas que se tienen como la acogida con sahumerio, xochicoscatl, xochimani, sones y danza en la procesión de entrada, lectura de la Palabra de Dios en náhuatl, recepción de las ofrendas con sones y bandas de música tradicionales, servicio del altar con acólitos vestidos con trajes indígenas originarios, incensación del evangelio, del altar, de los ministros y de las imágenes por una laica y con sahumerio y copal, ofrendas de productos originarios de las comunidades indígenas, cantos litúrgicos en náhuatl y convivencia con música y danzas rituales al final.

Todas las actividades del jubileo indígena fueron desarrolladas con el triple objetivo de la pastoral indígena con la que realizamos nuestra tarea pastoral en la zona:

  • recuperar, apreciar y promover la identidad religiosa de nuestros pueblos

  • reconocer, fortalecer y difundir la riqueza indígena que se manifiesta en su fe, sus fiestas, su tierra y su cultura.

  • reorganizar la pastoral indígena.

Este trabajo responde a una de las llamadas de la Iglesia actual a través del Papa Francisco, a saber, ser una Iglesia en salida al encuentro de los hermanos que se encuentran en las periferias sociales y existenciales de nuestro mundo. Los indígenas siguen siendo un grupo vulnerable y poco atendido por la Iglesia, nos hemos conformado con una pastoral de la conservación que solo trataba de atender las comunidades con la celebración de los sacramentos y sin el acompañamiento y promoción humana y social que todo proceso evangelizador está llamado a realizar.


No podemos renunciar a la promoción de la dignidad humana y los derechos de las personas cuando anunciamos el evangelio o trabajamos en la extensión del Reino de Jesucristo.

P. Oswaldo García Sánchez, a.a.

Decano de Tequila

 
 
 



El día sábado primero de marzo, los laicos Asuncionistas llegamos a la cita a las 8:40 de la noche en la casa de Rafael Esparza y María Dolores Flores. Luego de intercambiar saludos y noticias, pusimos manos a la obra. De forma espontánea fuimos asumiendo tareas.


Cortar bolillos, la cebolla y la lechuga, rebanar queso y jitomate fueron lo primero. Lo segundo fue armar las tortas, embarrar mayonesa y frijolitos, poner aguacate, queso, jamón, lechuga, cebolla, rajitas de jalapeño y envolver.


El proceso fue rápido porque nos organizamos como una banda móvil caminando alrededor de la mesa de los Esparza, la misma donde compartimos la celebración de navidad.


Lolita ya tenía unos 40 litros de café preparado. Así que en menos de una hora preparamos las 100 tortas que nos propusimos llevar para compartir con las personas que esperaban noticias de la salud de sus familiares recién ingresados.


Estuvimos en la zona de hospitales, especialmente en Neurología, Nutrición y cerramos en el GEA. Ahí llegan mas personas, tanto por urgencias médicas como accidentes. Encontramos de todo, personas solas, algunas como idas, se notaba que habían pasado ya mucho tiempo ahí. Familias y grupos en bolita, callados y angustiados.


En las bancas del camellón, algunas parejas que ya habían ganado una banca, tenían cobijas y maletines. Vimos algunos solitarios, junto a las bardas, recostados sobre cartones, tapados con una cobija y con un atado de ropa como almohada.


Algunos tenían las mejillas con manchones de tanto embarrarse lágrimas con las manos y el cabello desmarañado de tanto buscarse en la cabellera alguna respuesta y consuelo.


Nosotros ofrecíamos: ¿Quiere una torta? ¿Un café?  La gente no se acercaba de entrada. Como que, entre la vergüenza y la sorpresa no se animaban. Absortos en su preocupación, estaban ensimismados y no se enteraban hasta que ya estábamos frente a ellos con las cajas de las tortas abiertas.


La cara de la gente cambiaba al entender el gesto. Algunos sonreían, otros apenas musitaban un gracias, pero lo más importante era hacerles sentir que alguien más se preocupaba por ellos. Al terminar, hicimos una oración y el P. Sébastien Bangandu nos dio una bendición. Al ver al Padre, 4 personas se nos acercaron. Querían una oración por su familiar “Bertha”. Hicimos un círculo y oramos con ellos.


En un mundo tan conflictivo, a veces cada uno se reserva en su pena o su problema, Jesús vino al mundo para ayudarnos a salir de esa soledad y decirnos que nuestro “papito” (Abbá) está pendiente de nosotros.

 

Durante la actividad, todos recordábamos las veces que habíamos estado así, angustiados por la salud de un ser querido hospitalizado. Podíamos entender cómo se sentían. Fuimos una presencia anónima, para que ellos pudieran ver al que nos reunió y envió anoche para llevar, más que una torta y un café, un gesto de compañía.


La Misericordia de Dios, nos movió a mostrar a la gente que ellos y su familiar, estaban en las manos de Dios. La Caridad una caricia de Dios, en medio de la angustia, la que nos recuerda que Dios nos ama y de esa convicción se nutren la Fe y la Esperanza.


En nuestras reuniones varias veces hemos compartido cómo Dios nos ha acompañado, ayudado y consolado de muchas maneras. No sólo nos reunimos a estudiar la Palabra de Dios o la vida de Nuestro fundador o de San Agustín. Nos reunimos para darnos unos a otros la caricia de Dios, acompañar nuestros problemas y nuestras alegrías.


Pasamos así, juntos como hermanos, de la tristeza a la alegría y al júbilo, y de este, a la acción de servicio a los hermanos. Es el camino del cristiano, nos mueve el cerebro y el corazón y nos hace caminar para llevar al otro la presencia de Dios.


Estoy seguro que para la familia que nos pidió oración, el encontrarse en su necesidad un sacerdote y una comunidad de hermanos para acompañarlos, fue un gran consuelo. Cuando la pena haya pasado, reconocerán la acción de Dios en sus vidas y en otro momento, también serán misericordiosos con otros. Es lo que significa el año jubilar que proclamó el Papa como hace la Iglesia cada 25 años.


Por Rafael Martínez Guízar, laico Asuncionista



 
 
 

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